La historia del lunes de aguas se remonta a la época de Felipe II, durante el siglo XVI. A su llegada a Salamanca para celebrar su compromiso con María de Portugal, Felipe quedó asombrado de la verdadera vida de la ciudad de Salamanca. Más allá del prestigio de su universidad, por aquel entonces poblaban sus calles un gran número de estudiantes marchosos, meretrices, curas corruptos y multitud de personas de vida alegre y más que alegre.
Felipe II era un joven de carácter sobrio, religioso y poco dado a los placeres carnales, por lo que se sintio obligado a prohibir durante la época de Cuaresma la entrada de las prostitutas a la ciudad. Durante este tiempo el padre Lucas (conocido popularmente como el padre Putas) las llevaba a la otra orilla del río para que pasaran la Cuaresma alejadas de la Urbe.
Transcurrido este periodo de tiempo las prostitutas eran devueltas a la ciudad y recibidas por el mismo padre Putas y por sus admiradores con una gran fiesta a orillas del Río Tormes, con Hornazo para la merienda y suponemos que vino tinto para remojarlo. En la actualidad se sigue recordando esta tradición todos los lunes después del lunes de Pascua. Es típico salir al campo para disfrutar del hornazo y la empanada, en Salamanca y en prácticamente todos los pueblos de la provincia.
Felices Revolcones en las Praderas!!!!!